15 de agosto.- Asunción de María a los Cielos en Cuerpo y Alma

- ELLA -

        Un año más celebramos con gozo y alegría la fiesta de la Virgen María, y que nosostros en nuestra localidad llamamos Nª Sª de la Fuensanta. Durante estos días vamos a participar de su novena y de su Misa de Alba, días de acercamiento al misterio de María, para conocerla más y así poderla amar más.  Y es que no se puede amar aquello que no se conoce. Por eso a la hora de ver la gran devoción que tiene nuestra Patrona en su pueblo, es mi gran deseo el poder transmitir su vida, su mensaje y sobre todo tenerla como modelo en el camino de santidad que todos debemos recorrer. Así lo intentaré en estos días de novena.

        Al hacer una mirada a la imagen de la Virgen de la Fuensanta pienso en las distintas miradas que tantos alcaudetenses de bien han realizado a su patrona; desde tiempos inmemorables, gentes de toda clase social vienen a su ermita buscando la mirada de la Virgen. En ese momento dos miradas se cruzan, la mirada de Ella, siempre sonriendo y en majestuosidad, y la mirada del peregrino que viene a sus pies para contemplarla y descargar todo lo que lleva en su interior.

        Creo que los muros de la ermita, juntamente con su Sagrario y la Virgen, saben de los secretos más profundos e íntimos de todas las generaciones de hijos de nuestro pueblo. Es por tanto el punto de referencia más encantador y profundo que tiene este nuestro pueblo. Allí se acercan cada día desde el amanecer muchas personas a ver a la Virgen, a sus pies se reza, se pide, se le contempla, y así se hace Ella garante de nuestras oraciones porque es la gran intercesora de nuestras vidas, familias y pueblo. Junto a ella se participa en la Eucaristía: "Haced lo que Él os diga" ; "Haced esto en memoria mía". Junto a Ella los novios se prometen amor, respeto y fidelidad.

Ante Ella los niños recién nacidos son traídos por sus padres y abuelos para ser pasados bajo su manto y ser presentados a Dios por las manos de su bendita madre. Ante Ella acuden muchos de sus hijos antes de iniciar algún viaje, se viene junto a Ella para perdirle algún consejo. Bajo Ella cada primer sábado de mes pasa mucha gente a su besa-manto mostrando así su amor, cariño y devoción por la que es la Reina del Cielo. A Ella se encomiendan los enfermos en su enfermedad. Hacia Ella dirige su pensamiento el agonizante rogándole que de su mano sea introducido en el paraíso que para nosotros es el cielo. A Ella acuden los jóvenes a pedirle por el éxito de sus estudios y a presentarles sus problemas. Y ante Ella sonrisas y lágrimas, alegrías y tristezas, esperanzas y anhelos. A Ella acude el parado, el pobre, el emigrante... y de su mirada recibe paz, consuelo y esperanza. No hay nadie que llegue a esta ermita a contemplar a nuestra patrona y no salga diciendo; ¡que bonita es! Y para Ella lo mejor de cada uno de sus hijos que es su amor, confianza y entrega. Creo que muchos la saben llevar como la fiel compañera de sus vidas estén donde estén. Y los más bonito, ella nunca nos defrauda, siempre está ahí, y aunque algunos no se acuerden de Ella, Ella es siempre Madre para todos.

        Y yo como sacerdote y párroco también he aprendido a llamarla Fuensanta (María es la Fuente Santa, mi Fuente Santa, nuestra Fuente Santa). De sus aguas bebo, a Ella me dirijo muchas mañanas aún de noche o al amanecer y toco su azulejo junto a la puerta; y desde Ella miro y contemplo al pueblo encomendado. La Virgen María es muy importante dentro de mi vida, y desde que era muy niño, aprendí a decirle a Ella " Soy todo tuyo y para ti, María", y por eso deseo que siempre de tu mano me lleves a Jesús. Y a ti te pido Fuensanta, en este día grande, por todo tu pueblo que te ama; que sepa seguir mirándote, que siga acudiendo a tí en cada instante y momento de mi vida. Que nuestras miradas sean cómplices, que nuestros ojos sonrian y que llenes de esperanza cristiana todos nuestros corazones.

Sebastián, párroco de Santa María la Mayor de Alcaudete