Querido amigo:
1.Llegas a una Iglesia y a unas tierras generosas, que han pisado miles de generaciones de cristianos, desde los primeros siglos. Te encontrarás con personas trabajadoras y recias que saben mucho de paciencia y fidelidad, cristianos que viven con sencillez su vocación y saben sellar, inmersos en su larga historia de siglos, su fidelidad a Cristo y a su Evangelio, incluso con su sangre.
Cuando recorras este “mar de olivos” te encontrarás con sorpresas en cada rincón: una sencilla y, al mismo tiempo, profunda piedad popular. Sus raíces eucarísticas y marianas en cada comunidad parroquial. Es una Iglesia abierta a la universalidad como lo indica, de forma palpable, su generosa colaboración personal y material a favor del mundo de la misión, de la caridad, y del hambre en el mundo…
2. Nunca estarás solo. Encontrarás buenos sacerdotes que van por delante del rebaño, entregando su vida, como Jesucristo, a favor de su pueblo, iconos de misericordia. Personas consagradas, orantes a todas horas y por todos, llenas de la sed de Dios, servidoras de los más necesitados, educadoras de nuevas generaciones de cristianos. Matrimonios y familias, muchas, que viven el amor humano elevado a la dignidad de Sacramento, con vocación de santidad. Un laicado empeñado en ir construyendo la sociedad con valores evangélicos, con transformar el orden temporal conforme a la doctrina social de la Iglesia, en respetar y defender la creación, salvaguardar la naturaleza y cuidar la vida humana. Personas mayores que recorren el último tramo de su vida, preparándose serenamente a recibir el abrazo esperado y definitivo de Dios Padre, lleno de ternura y misericordia.
3. Aquí han trabajado muchos brazos antes que nosotros. Conozco tu entrega y sé que están aseguradas nuevas y fecundas sementeras. Es cierto, como se dice por aquí, que son “buena gente” y te esperan con los brazos abiertos para seguir sembrando.
Encontrarás una gran ilusión “por hacerse buenos cristianos” en miles de niños, adolescentes y jóvenes. Es tu fuerte y les llevarás muy lejos, asegurando en esta Iglesia una savia nueva de futuro. Ánimo, porque te esperan. Todos te esperamos.
Queda mucho por hacer y el momento es el que es. Se deja sentir la fuerza secularizadora, pero, lejos de llevarte al pesimismo, piensa en los viejos olivos, rejuvenecen con fuerza y rapidez con la poda. Aunque sean otras las apariencias, sus raíces son robustas y llenas de vida.
4. Seguimos pidiendo ante el Señor y a nuestra Madre del cielo tu presencia entre nosotros. D. Amadeo: le esperamos.
Con afecto en el Señor.
+ Ramón del Hoyo López
Obispo Adm. Apostólico
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