Religiosa, Doctora de la Iglesia Católica, mística y escritora española,
fundadora de las Carmelitas Descalzas
Celebraciones Litúrgicas para este día
Lunes 15 de octubre 2012
Iglesia Conventual de Santa Clara
11h de la mañana
Nacida como Teresa Sánchez Cepeda Dávila y Ahumada, Santa Teresa de Jesús nació en una familia judía conversa perteneciente a la nobleza. Durante su niñez, ella y su hermano Rodrigo eran muy aficionados a leer vidas de santos y libros de caballerías.
En 1527 muere su madre y la vocación de Santa Teresa de Jesús se define.
En 1531 su padre la lleva al convento agustino de Santa María de Gracia (Ávila). Transcurriendo allí un año, vuelve a su casa para reponerse de una grave enfermedad, de la cual tuvo recaídas frecuentes acompañadas de gran sufrimiento.
En 1539 se repuso de sus afecciones y se trasladó nuevamente hacia el convento.
Convencida de que la comunidad religiosa tendría que estar organizada en casas donde hubiera pocas hermanas, Santa Teresa de Jesús se propuso fundar un nuevo convento, con un número muy reducido de hermanas, pero muy devotas. Es entonces cuando funda el Convento de San José de Ávila, primero de los conventos de "Carmelitas Descalzas", pocas en número, pero dedicadas a conseguir la santidad propia y la de los demás.
Tiempo después junto a San Juan de la Cruz fundó los "Carmelitas Descalzos".
Los escritos de Santa Teresa de Jesús son un modelo seguro en los caminos de la plegaria y de la perfección. Es autora de textos célebres como;"Nada te turbe, nada te espante; todo se pasa, Dios no se muda; la paciencia todo lo alcanza. Quien a Dios tiene, nada le falta. Sólo Dios basta".
Pablo VI la declaró doctora de la Iglesia el 27 de septiembre de 1970.
Si para recobrar lo recobrado tuve que haber perdido lo perdido.
Si para conseguir lo conseguido tuve que soportar lo soportado.
Si para estar ahora enamorada fue menester haber estado herida.
Tengo por bien sufrido lo sufrido.
Tengo por bien llorado lo llorado.
Porque después de todo he comprendido
que no se goza bien de lo gozado sino después de haberlo padecido.
Porque después de todo he comprobado
que lo que tiene el árbol de florido vive de lo que tiene sepultado.
Si el amor que me tenéis,
Dios mio, es como el que os tengo,
Decidme; ¿en qué me detengo?
O Vos, ¿en qué os detenéis?
-Alma, ¿qué quieres de mí?
- Dios mio, no más que verte.
- Y ¿qué temes más de tí?
- Lo que más temo es perderte.
Un alma en Dios escondida
¿qué tiene que desear, sino amar y más amar,
y en amor toda escondida tornarte de nuevo a amar?
Un amor que ocupe os pido,
Dios mio, mi alma os tenga,
para hacer un dulce nido
adonde más la convenga.
Santa Teresa de Jesús