Queridos fieles diocesanos:
1. El próximo día 25 de este mes de marzo, solemnidad de la Anunciación del Señor, la Diócesis de Jaén, a través de la Delegación episcopal de Familia y Vida, pondrá en marcha el proyecto RAQUEL.
Se trata de una iniciativa católica que nace y se desarrolla en EE.UU. para responder al drama social que sufre la mujer, las más de las veces por razones económicas, inestabilidad laboral y falta de apoyo en su entorno, con secuelas que la acompañan en el llamado “síndrome post-aborto”.
Los objetivos del proyecto son, por tanto, acompañar a estar personas heridas que, con frecuencia, caminan solas con ese peso, para indicarles caminos de sanación y reconciliación consigo mismas, con el hijo o hija perdidos y con Dios, mediante el perdón y la reconciliación. Se intenta, desde la comprensión y misericordia, ayudar a estas personas a reconstruir sus vidas, mediante un equipo de personas coordinadas y preparadas puestas a su disposición.
2. En los planes creadores divinos sabemos que la vida es un don y vivir un bien. La muerte no puede prevalecer sobre la vida. Elegir otros caminos conducen a la oscuridad y al dolor.
La interrupción de una vida humana, en cualquier momento de su existencia, siempre supone una negación de acogida del otro y romper el proyecto divino sobre esa vida concreta. Cada niño o niña que nace nos trae la sonrisa de Dios y nos invita a reconocer que la vida es un don suyo, un don para acogerlo con amor y conservar con todo esmero y esfuerzo.
Acompañar y ayudar a las mujeres que se encuentren en dificultades para acoger una nueva vida es un don y una exigencia que implica a la sociedad, instituciones y particulares. Pero igualmente es tan necesario proporcionar las ayudas necesarias a las personas que lamentablemente ya han recurrido al aborto y viven luego un profundo drama moral.
El Beato Juan Pablo II, en la Encíclica Evangelium vitae, del 25 de marzo de 1995, dedica estas palabras preciosas a las mujeres en tales circunstancias. Les dice: “La Iglesia conoce cuántos condicionamientos pueden haber influido en vuestra decisión, y no duda de que en muchos casos se ha tratado de una decisión dolorosa e incluso dramática. Probablemente la herida aún no ha cicatrizado en vuestro interior. Es verdad que lo sucedido fue y sigue siendo profundamente injusto. Sin embargo, no os dejéis vencer por el desánimo y no abandonéis la esperanza. Antes bien, comprended lo ocurrido e interpretadlo en su verdad… Con la ayuda del consejo y la cercanía de personas amigas y competentes, podréis estar con vuestro doloroso testimonio entre los defensores más elocuentes del derecho de todos a la vida” (nº 99).
3. Siempre Dios, Padre de toda misericordia, tiene sus brazos abiertos para quien acuda a Él, por medio de su Hijo Jesucristo.
Rezamos en el Credo: Que “por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación, bajó del cielo y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre, y por nuestra causa fue crucificado…”
Junto al amor de Dios y su perdón, el proyecto Raquel, al que nos sumamos sacerdotes, consagrados y fieles diocesanos, deberá significar para estas hermanas y hermanos nuestros un sincero apoyo espiritual y psicológico para su recuperación humana completa en todos los órdenes.
Ruego que, con ocasión de la fiesta de la Anunciación del Señor, en una fecha tan significativa para la Vida, los sacerdotes den a conocer a sus fieles el proyecto Raquel con sus objetivos y fines, siendo los primeros en ofrecer en cada caso, en la medida de sus posibilidades y si lo estiman prudente estas ayudas, por medio de la Delegación Episcopal de Familia y Vida, en la siguiente dirección de internet: www.proyecto-raquel.com; correo electrónico: proyectoraquel@gmail.com; y número de teléfono: 639.854.330.
Con mi saludo agradecido en el Señor.
+ Ramón del Hoyo López
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