Los 115 cardenales que eligen al Papa han entrado en la Capilla Paolina a las 16,15. Allí, el cardenal Giovanni Battista Re, Decano de la asamblea, haciendo la señal de la cruz ha pronunciado ante ello las siguientes palabras: "El Señor, que guía nuestros corazones en el amor y la paciencia de Cristo, esté con todos vosotros". Tras esta breve oración ha invitado a todos los reunidos a comenzar la procesión hacia la Capilla Sixtina, lugar de reunión del Cónclave, diciendo: "Venerables hermanos: después de haber celebrado el divino misterio, entramos ahora en Cónclave para elegir al Romano Pontífice. Toda la Iglesia, unida a nosotros en oración, invoca constantemente la gracia del Espíritu Santo, para que sea elegido de entre nosotros un digno Pastor de toda la grey de Cristo. El Señor dirija nuestros pasos en la vía de la verdad, a fin de que, por la intercesión de la Beata Siempre Virgen María, de los Apóstoles Pedro y Pablo, y de todos los Santos hagamos siempre aquello que sea de su agrado”.
Después, cantando las Letanías de los Santos y precedidos por la Cruz los purpurados se han dirigido, en procesión, atravesando la Sala Regia, hasta la Capilla Sixtina. De la procesión formaban también parte el cardenal no elector Prosper Grech, que imparte la primera meditación; el Auditor general de la Cámara apostólica, monseñor Giuseppe Sciacca; el Maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias, monseñor Guido Marini; dos miembros de la Junta de Protonotarios Apostólicos; dos miembros del Colegio de los Prelados Auditores de la Rota Romana, dos miembros del Colegio de Prelados de Cámara, el secretario del cardenal que preside el Cónclave; los ceremonieros pontificios y los miembros de la Capilla Musical Pontificia.
A la entrada de la Sixtina han sido acogidos por el el Prefecto de la Casa Pontificia, arzobispo Georg Gänswein; el Substituto de la Secretaría de Estado, arzobispo Angelo Becciu; el Secretario para las Relaciones con los Estados, arzobispo Dominique Mamberti; el Comandante de la Guardia Suiza Pontificia, Daniel Rudolf Anrig; los religiosos y religiosas encargados de la Sacristía; los sacerdotes confesores; y el personal de servicio autorizado. Guardaban las puertas de la Capilla Sixtina miembros del Cuerpo de la Guardia Suiza Pontificia.
Cada uno de los cardenales ha ocupado entonces el sitial de madera de cerezo con su nombre, dispuesto según el orden de precedencia: obispos, presbíteros y diáconos. Todos juntos han entonado el “Veni Creator”. Terminado el canto, el cardenal Re les ha invitado a pronunciar el siguiente juramento en latín:
“Todos y cada uno de nosotros Cardenales electores presentes en esta elección del Sumo Pontífice prometemos, nos obligamos y juramos observar fiel y escrupulosamente todas las prescripciones contenidas en la Constitución Apostólica del Sumo Pontífice Juan Pablo II, Universi Dominici Gregis, emanada el 22 de febrero de 1996. Igualmente, prometemos, nos obligamos y juramos que quienquiera de nosotros que, por disposición divina, sea elegido Romano Pontífice, se comprometerá a desempeñar fielmente el “munus petrinum” de Pastor de la Iglesia universal y no dejará de afirmar y defender denodadamente los derechos espirituales y temporales, así como la libertad de la Santa Sede. Sobre todo, prometemos y juramos observar con la máxima fidelidad y con todos, tanto clérigos como laicos, el secreto sobre todo lo relacionado de algún modo con la elección del Romano Pontífice y sobre lo que ocurre en el lugar de la elección concerniente directa o indirectamente al escrutinio; no violar de ningún modo este secreto tanto durante como después de la elección del nuevo Pontífice, a menos que sea dada autorización explícita por el mismo Pontífice; no apoyar o favorecer ninguna interferencia, oposición o cualquier otra forma de intervención con la cual autoridades seculares de cualquier orden o grado, o cualquier grupo de personas o individuos quisieran inmiscuirse en la elección del Romano Pontífice”.
A continuación, cada cardenal elector, según el orden de precedencia, ha jurado, siempre en latín, poniendo la mano sobre el Evangelio colocado en un atril en el centro de la Capilla Sixtina la fórmula siguiente: “Y yo, Cardenal (el nombre propio) prometo, me obligo y juro”, y ha añadido: “Así Dios me ayude y estos Santos Evangelios que toco con mi mano”.
Cuando el cardenal James Michael Harvey, último de los electores ha prestado juramento, el Maestro de ceremonias, monseñor Guido Marini ha pronunciado la formula tradicional "Extra omnes" y aquellos que no participan en el Cónclave han abandonado la Capilla Sixtina cuyas puertas se han cerrado a las 17,35.
Dentro de la Sixtina, y todavía en presencia del Maestro de ceremonias, el cardenal Prosper Grech pronunciará la meditación a los cardenales electos que tiene que versar sobre el grave deber que tienen ante si de elegir al Papa, moviéndose con rectitud de intención, buscando solo cumplir la voluntad de Dios, y mirando únicamente al bien de toda la Iglesia.
Tras esta exhortación, el cardenal Giovanni Battista Re propondrá al Colegio de los Electores que accedan, si lo desean, a la primera elección del Cónclave que en esta primera sesión es facultativa.
Después, cantando las Letanías de los Santos y precedidos por la Cruz los purpurados se han dirigido, en procesión, atravesando la Sala Regia, hasta la Capilla Sixtina. De la procesión formaban también parte el cardenal no elector Prosper Grech, que imparte la primera meditación; el Auditor general de la Cámara apostólica, monseñor Giuseppe Sciacca; el Maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias, monseñor Guido Marini; dos miembros de la Junta de Protonotarios Apostólicos; dos miembros del Colegio de los Prelados Auditores de la Rota Romana, dos miembros del Colegio de Prelados de Cámara, el secretario del cardenal que preside el Cónclave; los ceremonieros pontificios y los miembros de la Capilla Musical Pontificia.
A la entrada de la Sixtina han sido acogidos por el el Prefecto de la Casa Pontificia, arzobispo Georg Gänswein; el Substituto de la Secretaría de Estado, arzobispo Angelo Becciu; el Secretario para las Relaciones con los Estados, arzobispo Dominique Mamberti; el Comandante de la Guardia Suiza Pontificia, Daniel Rudolf Anrig; los religiosos y religiosas encargados de la Sacristía; los sacerdotes confesores; y el personal de servicio autorizado. Guardaban las puertas de la Capilla Sixtina miembros del Cuerpo de la Guardia Suiza Pontificia.
Cada uno de los cardenales ha ocupado entonces el sitial de madera de cerezo con su nombre, dispuesto según el orden de precedencia: obispos, presbíteros y diáconos. Todos juntos han entonado el “Veni Creator”. Terminado el canto, el cardenal Re les ha invitado a pronunciar el siguiente juramento en latín:
“Todos y cada uno de nosotros Cardenales electores presentes en esta elección del Sumo Pontífice prometemos, nos obligamos y juramos observar fiel y escrupulosamente todas las prescripciones contenidas en la Constitución Apostólica del Sumo Pontífice Juan Pablo II, Universi Dominici Gregis, emanada el 22 de febrero de 1996. Igualmente, prometemos, nos obligamos y juramos que quienquiera de nosotros que, por disposición divina, sea elegido Romano Pontífice, se comprometerá a desempeñar fielmente el “munus petrinum” de Pastor de la Iglesia universal y no dejará de afirmar y defender denodadamente los derechos espirituales y temporales, así como la libertad de la Santa Sede. Sobre todo, prometemos y juramos observar con la máxima fidelidad y con todos, tanto clérigos como laicos, el secreto sobre todo lo relacionado de algún modo con la elección del Romano Pontífice y sobre lo que ocurre en el lugar de la elección concerniente directa o indirectamente al escrutinio; no violar de ningún modo este secreto tanto durante como después de la elección del nuevo Pontífice, a menos que sea dada autorización explícita por el mismo Pontífice; no apoyar o favorecer ninguna interferencia, oposición o cualquier otra forma de intervención con la cual autoridades seculares de cualquier orden o grado, o cualquier grupo de personas o individuos quisieran inmiscuirse en la elección del Romano Pontífice”.
A continuación, cada cardenal elector, según el orden de precedencia, ha jurado, siempre en latín, poniendo la mano sobre el Evangelio colocado en un atril en el centro de la Capilla Sixtina la fórmula siguiente: “Y yo, Cardenal (el nombre propio) prometo, me obligo y juro”, y ha añadido: “Así Dios me ayude y estos Santos Evangelios que toco con mi mano”.
Cuando el cardenal James Michael Harvey, último de los electores ha prestado juramento, el Maestro de ceremonias, monseñor Guido Marini ha pronunciado la formula tradicional "Extra omnes" y aquellos que no participan en el Cónclave han abandonado la Capilla Sixtina cuyas puertas se han cerrado a las 17,35.
Dentro de la Sixtina, y todavía en presencia del Maestro de ceremonias, el cardenal Prosper Grech pronunciará la meditación a los cardenales electos que tiene que versar sobre el grave deber que tienen ante si de elegir al Papa, moviéndose con rectitud de intención, buscando solo cumplir la voluntad de Dios, y mirando únicamente al bien de toda la Iglesia.
Tras esta exhortación, el cardenal Giovanni Battista Re propondrá al Colegio de los Electores que accedan, si lo desean, a la primera elección del Cónclave que en esta primera sesión es facultativa.
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