La chimenea de la Capilla Sixtina, por donde sale el humo negro o el humo blanco, se ha montado hoy, en la mañana del sábado 9 de marzo, tres días antes del inicio del Cónclave. Pero no es la única transformación que se está operando en la Cappella. Y los cambios se están haciendo bajo la mirada atenta de cámaras y focos de la Televisión Vaticana, imágenes que luego se distribuyen en pool a todos los medios que lo deseen, en el mismo momento y en las mismas condiciones, para su difusión por el mundo entero.
Todo empezó el martes 5 de marzo, a las 13.00h, cuando los restauradores, obreros, electricistas, mecánicos, carpinteros, costureras, montadores, electrónicos, técnicos y trabajadores de distintas ramas sustituyeron de golpe a los cientos de turistas que cada día van de aquí para allá por la Capilla Sixtina. "La Cappella está cerrada al público. La estamos acondicionando para el Cónclave", responden los empleados de la entrada a los visitantes que acuden a los Palacios Vaticanos y quieren terminar su recorrido frente al Juicio Universal de Miguel Angel.
Los periodistas sí que lo saben. En el briefing que el director de la Sala de Prensa del Vaticano, el Padre Lombardi S.I, ofrece ahora diariamente se visionan las imágenes de esta preparación: andamios, largas hileras de tubos, tablones, nuevos pavimentos, paños diversos y máquinas de coser,...
El miércoles 6, por ejemplo, el Centro Televisivo Vaticano aportó las imágenes editadas donde se veían a los obreros instalar una gran plataforma para la chimenea, y un nuevo pavimento, sobre los mosaicos originales, tanto para protegerlos como para, principalmente, nivelar el suelo de la estancia, con el fin de facilitar a los cardenales el tránsito.
Alrededor del altar, se han montado 115 sillas, de madera de cerezo, cada una de ellas con el nombre grabado del cardenal que la ocupará, y 12 mesas de madera cubiertas con paños de color beige y granate que faciliten a los cardenales preparar la papeleta del voto. Votarán frente al fresco de Miguel Angel situado en la pared del altar y titulado el Juicio Universal.
La chimenea instalada hoy será sometida a pruebas. Con humo de color amarillo (ni blanco ni negro), para no caer en el error de poder confundir a los viandantes de la Plaza de San Pedro, que ya son muchos este fin de semana.
Pero la chimenea no es nada sin las estufas. Éstas fueron instaladas ayer. Son dos, las dos de hierro fundido: una de 1938, y la otra de 2005. En la primera están grabadas las fechas de los cinco Cónclaves a los que han servido: desde el que eligió a Pío XII, hasta el último, el de 2005, cuando el cardenal Ratzinger se convirtió en Benedicto XVI.
En la antigua se queman las papeletas de las votaciones; en la otra, en la moderna, se "fabrica", con un dispositivo electrónico, el humo negro o blanco que indica al mundo el resultado de las votaciones hasta que se produzca la elección. Dos por la mañana y dos por la tarde. Ahora las dos son el centro de la curiosidad mediática; desde el próximo martes, lo serán de la atención de miles de personas.
Y allí, en la Sixtina, también estarán los llamados "mantenedores" de la sala principal del Cónclave. Ellos también prestan juramento. Ellos también saben que lo que vivan y pase esos días allí ha de mantenerse con el debido sigilo.
Todo empezó el martes 5 de marzo, a las 13.00h, cuando los restauradores, obreros, electricistas, mecánicos, carpinteros, costureras, montadores, electrónicos, técnicos y trabajadores de distintas ramas sustituyeron de golpe a los cientos de turistas que cada día van de aquí para allá por la Capilla Sixtina. "La Cappella está cerrada al público. La estamos acondicionando para el Cónclave", responden los empleados de la entrada a los visitantes que acuden a los Palacios Vaticanos y quieren terminar su recorrido frente al Juicio Universal de Miguel Angel.
Los periodistas sí que lo saben. En el briefing que el director de la Sala de Prensa del Vaticano, el Padre Lombardi S.I, ofrece ahora diariamente se visionan las imágenes de esta preparación: andamios, largas hileras de tubos, tablones, nuevos pavimentos, paños diversos y máquinas de coser,...
El miércoles 6, por ejemplo, el Centro Televisivo Vaticano aportó las imágenes editadas donde se veían a los obreros instalar una gran plataforma para la chimenea, y un nuevo pavimento, sobre los mosaicos originales, tanto para protegerlos como para, principalmente, nivelar el suelo de la estancia, con el fin de facilitar a los cardenales el tránsito.
Alrededor del altar, se han montado 115 sillas, de madera de cerezo, cada una de ellas con el nombre grabado del cardenal que la ocupará, y 12 mesas de madera cubiertas con paños de color beige y granate que faciliten a los cardenales preparar la papeleta del voto. Votarán frente al fresco de Miguel Angel situado en la pared del altar y titulado el Juicio Universal.
La chimenea instalada hoy será sometida a pruebas. Con humo de color amarillo (ni blanco ni negro), para no caer en el error de poder confundir a los viandantes de la Plaza de San Pedro, que ya son muchos este fin de semana.
Pero la chimenea no es nada sin las estufas. Éstas fueron instaladas ayer. Son dos, las dos de hierro fundido: una de 1938, y la otra de 2005. En la primera están grabadas las fechas de los cinco Cónclaves a los que han servido: desde el que eligió a Pío XII, hasta el último, el de 2005, cuando el cardenal Ratzinger se convirtió en Benedicto XVI.
En la antigua se queman las papeletas de las votaciones; en la otra, en la moderna, se "fabrica", con un dispositivo electrónico, el humo negro o blanco que indica al mundo el resultado de las votaciones hasta que se produzca la elección. Dos por la mañana y dos por la tarde. Ahora las dos son el centro de la curiosidad mediática; desde el próximo martes, lo serán de la atención de miles de personas.
Y allí, en la Sixtina, también estarán los llamados "mantenedores" de la sala principal del Cónclave. Ellos también prestan juramento. Ellos también saben que lo que vivan y pase esos días allí ha de mantenerse con el debido sigilo.
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